sábado, 27 de junio de 2015

TEORIA DEL COLOR Y PSICOLOGÍA DEL COLOR


El estudio del color ha despertado, a lo largo de la historia, la atención de no pocos estudiosos. Y es que se trata de un factor de la naturaleza tan fascinante como enigmático, que no deja de sorprender, y que aún no termina de descifrarse por completo a la ciencia, sobre todo en los procesos de percepción del color. Así mismo, las áreas de estudio que han abordado este tema no son pocos, así como los atributos, científicos y no científicos, que se han asociado a los colores.
Esto último, esta clase de percepción subjetiva es el centro del estudio que realizó Johann Wolfgang von Goethe. Sí, el literato autor de 'Fausto', el padre del romanticismo alemán, fue un profundo apasionado del estudio del color y en ferviente crítico de Newton acerca de sus estudios del color.
'Zur Farbenlehre'
Este título en alemán es el que tiene su obra publicada en 1810. 'Teoría de los Colores' es la obra que Goethe presumió como uno de sus logros, el que más le enorgullecía:
No me enorgullezco demasiado de mis logros como poeta. En mi época han vivido escritores creativos excelentes, los ha habido aun más brillantes antes de mí, y siempre los habrá después de mi tiempo. Pero de ser yo el único en mi siglo que conoce la verdad acerca de la teoría de los colores… ¡Eso es de lo que estoy orgulloso y lo que me da un sentimiento de superioridad sobre muchos.
Con "conocer la verdad" se refería directamente a lo que él aseguró comprender: la percepción subjetiva del color. Justo esto fue lo criticado por la comunidad científica, además que se contraponía a los estudios de Newton, en específico en su obra 'Óptica', publicada en 1704. Las diferencias entre Goethe y Newton han sido tratadas ampliamente por diversos estudios, sin embargo la diferencia específica es que Goethe dio un primordial papel a la percepción del color, al aspecto subjetivo de este, atribuyéndole un valor determinado, una especie de personalidad a los colores. Esto, por supuesto, conlleva un distanciamiento inmediato de los métodos científicos pero no así de la relevancia de sus afirmaciones. Goethe es el maestro precursor de la psicología del color como tal. Este estudio que se basa en analizar el efecto del color en la percepción y la conducta humana.
'La Rosa de los Temperamentos'
La Rosa de los Temperamentos
La Rosa de los Temperamentos
El antecedente de la publicación 'Teoría de los Colores' se ubica en un estudio que realizó junto al filósofo e historiador Friedrich Schiller, a esta obra le llamaron 'Rosa de los Temperamentos', realizado entre 1798 y 1799. Se trata de una relación de los colores con los rasgos de carácter de las personas. Es decir:doce colores, doce temperamentos u ocupaciones: tiranos, héroes, aventureros, hedonistas, amantes, poetas, oradores públicos, historiadores , maestros, filósofos, pedantes, gobernantes, y estos, a su vez, agrupados en los cuatro temperamentos derivados de la teoría filosófica griega y romana de la antigüedad, y que son: colérico, melancólico, sanguíneo y flemático.
El sentido subjetivo de los estudios de Goethe, como decía, no resta importancia a lo que hoy en día se conoce como psicología del color. En un sentido estricto, este estudio no se trata de una ciencia, sin embargo su influencia está presente en las artes, la moda, el diseño, la arquitectura, ya que el color juega un elemento importantísimo para estas materias.
Así, Goethe, aunque muchas de sus afirmaciones fueron desestimadas por la física moderna, además que tuvo sus propios críticos en su época, contó con apoyo de no pocas personalidades de distintas áreas, y en distintos periodos, como el filósofo Arthur Schopenhauer, los físicos Thomas Johann Seebeck y Hermann von Helmholtz. Además de artistas como el inglés J. M. W. Turner y el genial Wassily Kandinsky.

El círculo del color

Círculo del color de Goethe
Círculo del color de Goethe
Existen distintos círculos del color, que siguen alguna línea de catalogación: colores primarios, secundarios, atributos de color: tono, intensidad, grado. También se distinguen los colores luz (aditivos) y los colores pigmento (sustractivos), sin embargo, todos estos planteamientos modernos no se encontraban del todo asentados (y aceptados) en el momento que Goethe hizo sus estudios y catálogos. Él, en su momento, realizó un círculo del color atribuyendo cierto "orden natural". En su círculo colocó de forma opuesta el azul, rojo y amarillo, la combinación de estos, a su vez, forman otros colores, que nosotros conocemos, como tales, secundarios y terciarios.
El toque de Goethe fue que realizó, lo que él llamó, un diagrama de la mente humana, así atribuyó a cada color ciertos aspectos que en todo casoexplicarían el complejo comportamiento de las personas. Así mismo, realizó otros diagramas triangulares en los que se basó en el contenido emocional de cada color. Estos atributos siguen presentes en la psicología del color, aunque, agregaría, no se trata de una postura absoluta, por supuesto, el aspecto cultural del color es algo que también influye en los atributos subjetivos que percibimos con los colores.
En orden Izq. a Der. Lucidez, Serenidad, Poder, Melancolía, Seriedad
En orden Izq. a Der. Lucidez, Serenidad, Poder, Melancolía, Seriedad
Así pues, Goethe, en su estudio del color nos dejó una explicación del color, sí tal vez echa a un lado por la ciencia, pero no de poca relevancia en la actualpsicología del color. Es de destacar la sensibilidad del autor a la naturaleza, así como de su forma poética de plasmar sus conceptos.
Shutterstock - shekaka
Shutterstock - shekaka
Los siguientes son los atributos que Goethe relacionó con cada color.
Amarillo: Es el color más cercano a la luz. En su pureza más alta que siempre lleva consigo la naturaleza de brillo, tiene un carácter suave, emocionante sereno. Por otro lado es muy susceptible a la contaminación, produce un efecto muy desagradable y negativo al mancharse.
Azul: Se puede decir que el azul tiene un principio de la oscuridad en él. Este color tiene un efecto peculiar y casi indescriptible en el ojo. En su pureza más alta es, por así decirlo, una negación estimulante. Su aspecto es, pues, una especie de contradicción entre la excitación y reposo.
Rojo: El efecto de este color es tan peculiar como su naturaleza. Se transmite una impresión de gravedad y dignidad, y al mismo tiempo de gracia y atractivo. El primero en su estado oscuro y profundo, en el último en su luz atenuada.
Violeta: El violeta es el color de la madurez y la experiencia. En un matiz claro expresa profundidad, misticismo, misterio, melancolía, es el color de la intuición y la magia; en su tonalidad púrpura es símbolo de realeza, suntuosidad y dignidad.
Naranja: Mezcla de amarillo y rojo, tiene las cualidades de ambos, aunque en menor grado. Es el color de la energía, un color para temperamentos primarios, que gusta a niños, bárbaros y salvajes porque refuerza sus tendencias naturales al entusiasmo, al ardor, a la euforia…
Verde: Este color es reconfortante, libera al espíritu y equilibra las sensaciones. El ojo experimenta un estado de agrado cuando lo observa.
*FUENTE : HIPERTEXTUAL WEB 
PSICOLOGÍA DEL COLOR
La psicología del color es un campo de estudio que está dirigido a analizar el efecto del color en la percepción y la conducta humana. Desde el punto de vista estrictamente médico, todavía es una ciencia inmadura en la corriente principal de la psicología contemporánea, teniendo en cuenta que muchas técnicas adscritas a este campo pueden categorizarse dentro del ámbito de la medicina alternativa.Sin embargo, en un sentido más amplio, el estudio de la percepción de los colores constituye una consideración habitual en disciplinas como el diseño, la arquitectura, la moda, la señalética, la publicidad y el arte.
ORÍGENES
La psicología del color tuvo incidencia en la psicología humana desde tiempos remotos, circunstancia que se expresaba y sintetizaba simbólicamente. Entre muchos ejemplos, en la antigua China los puntos cardinales eran representados por los colores azul, rojo, blanco y negro, reservando el amarillo para el centro (por tanto, el amarillo fue tradicionalmente el color del imperio chino).
De igual forma, los mayas de América central relacionaban Este, Sur, Oeste y Norte con los colores rojo, amarillo, negro y blanco respectivamente. En Europa los alquimistas relacionaban los colores con características de los materiales que utilizaban, por ejemplo rojo para el azufre, blanco para el mercurio y verde para ácidos o disolventes.
INICIOS DE LA PSICOLOGÍA DEL COLOR
Uno de los primeros estudiosos que analizó las propiedades del color fue Aristóteles, quien describió los "colores básicos" relacionados con la tierra, el agua, el cielo y el fuego.
Plinio el Viejo también aborda el tema del color en el penúltimo de los últimos tres libros, más concretamente en el libro 35 de la Historia Naturalis. Ellos constituyen un conjunto cuyo interés principal radica en que pueden considerarse el tratado de historia del arte más antiguo que ha llegado hasta nosotros.
En el siglo XIII Sir Roger Bacon registró sus observaciones sobre los colores de un prisma atravesado por la luz, atribuyendo el fenómeno a propiedades de la materia.
Con posterioridad a éste, entre los siglos XIV y XV, Cennino Cennini escribe el que sería el más famosos tratado de técnicas artísticas en las que hace cuidadosas observaciones acerca de los colores.
Más tarde Leonardo da Vinci clasificó como colores básicos al amarillo, verde, azul y rojo de acuerdo a aquellas categorías de Aristóteles, agregando el blanco como receptor de todos los demás colores y el negro -la oscuridad- como su ausencia.
Recién a comienzos del siglo XVIII, Isaac Newton plantearía los fundamentos de la teoría lumínica del color, base del desarrollo científico posterior.
EVA HELLER Y SU TEORIA

Teoría de los colores de Eva Heller (a partir del estudio de Goethe )

¿Cómo actúan los colores sobre los ‘sentimientos’ y la ‘razón?’ Según el estudio de Eva Heller (1948-2008) es la relación con nuestros sentimientos y demuestra cómo ambos no se combinan de manera accidental, pues sus asociaciones no son mera cuestión de gusto, sino experiencias universales que están profundamente enraízadas en nuestro lenguaje y en nuestro pensamiento. Proporciona una gran cantidad y variedad de información sobre los colores, como dichos y saberes populares, su utilización en el diseño de productos, los diferentes ‘test’ que se basan en colores, la curación por medio de ellos, la manipulación de las personas, los nombres y apellidos relacionados con colores, (el grado de erosión, corrupción o deterioro por factores naturales o artificiales ) etc. Esta diversidad se convierte en una herramienta fundamental para todas aquellas personas que trabajan con colores: artistas, terapeutas, diseñadores gráficos e industriales, interioristas, arquitectos, diseñadores de moda, publicistas, entre otros. No son los métodos ni las posibilidades curativas de los medios empleados lo que aquí nos interesa incluso teniendo en cuenta las ‘Terapias’ con colores conociendo que estos pueden compensar las carencias sentidas a partir de su uso.
Las terapias con color no tienen efecto secundario, pero tienen el efecto de no producir ningún resultado, ningún efecto y cuanto más ‘Mágicos’ sean su supuestos efectos más probable es su ineficacia. Subjetivamente el ‘color’ ha de permitir no solo a través de su simbolismo hacer comprender, entender o comunicar mejor dentro del marco artificial o reducir temor tanto de lo no artificial como de los artificial. Especialmente por que no solo muchas personas sino ‘artistas’ encuentran difícil el expresar ‘sentimientos’ en sus obras, por medio del lenguaje del “color”, dónde la ‘distracción’ no tiene ningún efecto duradero.
Así como un ‘color’ o ‘mezcla de color’ favorito que es tan sólo un criterio, no puede estar asociado a la idea de ‘belleza’ pues el concepto ‘favorito’ es subjetivo.
El color es una herramienta de comunicación útil a lo funcional por ejemplo la estética y la ‘belleza’ es un ideal cultural cuya herramienta puede ser la estética. Quien escoge un color para: ‘belleza’ no piensa necesariamente en el ‘color’.

Autor (Eva Heller)

Eva Heller (1948-2008) fue socióloga, psicóloga y profesora de teoría de la comunicación y psicología de los colores. Entre sus obras destacan diversas publicaciones para niños:" La verdadera historia de los colores" (2006), así como novelas: "A la tercera va la vencida" (1990)".



jueves, 18 de junio de 2015

VASALISA - CUENTO RUSO

En cierto reino vivía un mercader que tenía una única hija, Vasilisa la Bella. La madre falleció cuando la niña contaba ocho años. Sintiendo próximo su fin, la madre llamó a la niña, sacó de entre las sábanas una muñequita y se la entregó diciéndole:
—Escucha mis últimas palabras, Vasilisa, obedece mi última voluntad. Te dejo esta muñeca. Consérvala siempre a tu lado y no se la enseñes a nadie. Si te ocurre algo malo, dale de comer y luego pídele consejo. La muñequita comerá lo que le des y te socorrerá en tus dificultades.
La mujer del mercader besó a su hija y, unos instantes después, murió. El viudo sintió mucho la muerte de su mujer, pero pasado algún tiempo, quiso volverse a casar. Eligió una mujer que tenía dos hijas aproximadamente de la misma edad que Vasilisa. Eso significaba que tenía experiencia como ama de casa y como madre. Así que el mercader se casó con ella. Pero la mujer y sus dos hijas estaban celosas de Vasilisa. Envidiaban su belleza y la agobiaban de trabajo para que adelgazara de cansancio y para que el viento y el sol estropeasen su blanca piel. En todo el día no se oía en la casa más que gritos:
—¡Vasilisa, Vasilisa! ¡Haz la comida, barre la casa, trae la leña, ordeña las vacas, y date prisa, no pongas esa cara, que parece que vienes de un entierro!
Vasilisa hacía todo lo que le decían, procuraba complacerlas y estaba cada día más hermosa y más lozana mientras que la madrastra y sus hijas, que no se movían para nada, adelgazaban de rabia y amarilleaban de envidia.
Eso ocurría porque la muñequita le ayudaba en todo. Por la noche, cuando todos dormían, la muchacha se encerraba en su buhardilla, daba de comer a la muñeca y le contaba sus penas.
La muñequita comía, después consolaba a Vasilisa, le daba consejos y, por la mañana, hacía por ella todo el trabajo. La chica descansaba al fresco o recogía flores y la muñequita escardaba el huerto, acarreaba agua, encendía la estufa y regaba las coles. Además, le señalaba qué hierbas debía aplicarse para que el sol no tostara su tez. En fin, Vasilisa estaba más hermosa cada día.
En cierta ocasión, el mercader tuvo que emprender un largo viaje. La madrastra se trasladó con las muchachas a una casa en el lindero del bosque. En un calvero de ese bosque había una casa, y en esa casa vivía Baba Yaga, la vieja hechicera. Baba Yaga no dejaba que nadie se acercara a sus dominios y se alimentaba de seres humanos como si fueran pollos.
Para deshacerse de Vasilisa, su madrastra la enviaba siempre al bosque a buscar esto o recoger aquello. Pero ella volvía siempre sana y salva, la muñeca le señalaba el camino y la mantenía alejada de la guarida de Baba Yaga.
Llegó el otoño. Una tarde, la madrastra repartió a las tres muchachas labor para la velada: una debía hacer encaje, la otra media y Vasilisa debía hilar. Apagó todas las luces de la casa, dejó encendida sólo una vela donde las jóvenes estaban trabajando y se fue a acostar. Una de las hijas de la madrastra apagó la vela como le había ordenado su madre, y aparentando que fue sin querer exclamó:
—¿Qué vamos a hacer? ¡Qué desgracia! El trabajo no está terminado y no queda ni un solo tizón en la casa. ¡Alguien tendrá que ir en busca de fuego a casa de Baba Yaga!
—Yo no voy —dijo la hermanastra mayor—. Yo hago encaje y los alfileres me dan bastante luz.
—Pues yo tampoco —se apresuró a decir su hermana—. Yo hago media y las agujas me dan luz.
—Tendrás que ir tú —gritaron las dos a la vez—. ¡Vasilisa, Vasilisa, ve a casa de Baba Yaga y pídele fuego!
Y la expulsaron brutalmente de la habitación. Vasilisa corrió a su buhardilla, dio de comer a la muñeca y le dijo llorando:
—¡Come, muñequita, come cuanto quieras, y escucha luego mis penas! Me dicen que vaya en busca de lumbre a casa de Baba Yaga. ¡Y la bruja me devorará!
—No tengas miedo —respondió la muñeca—. Méteme dentro de tu bolsillo y ve tranquila donde te envían. Mientras yo esté contigo no te puede suceder nada malo.
Vasilisa metió la muñeca en el bolsillo y se adentró en el bosque oscuro, por caminos ignorados.
Iba andando, toda temblorosa, cuando pasó al galope junto a ella un jinete blanco, vestido de blanco, montado en un caballo blanco, que también tenía blancos los arreos. Entonces empezó a despuntar el día.
Vasilisa siguió adelante, tropezando en los tocones. El rocío humedeció su trenza y le enfrió las manos.
De pronto pasó al galope otro jinete, rojo, montado en un corcel rojo también y con los arreos del mismo color. Salió el sol, acarició a Vasilisa, la hizo entrar en calor y le secó la trenza.
Estuvo Vasilisa caminado todo el día y sólo al caer la tarde llegó al calvero donde se encontraba la casa de Baba Yaga. La cerca que la rodeaba estaba hecha de huesos humanos coronados por calaveras también humanas. El paso por debajo del portón estaba enlosado de pies humanos, los cerrojos eran manos y el candado, una boca de dientes agudos. Vasilisa quedó petrificada de espanto. Apareció un jinete negro, montado en un caballo negro y con los arreos del mismo color. Llegó el jinete al portón y desapareció como si se lo hubiera tragado la tierra.
Se hizo de noche. Sin embargo, la oscuridad duró poco tiempo. A todas las calaveras de la cerca se les encendieron los ojos, y en el calvero había tanta luz como en pleno día. Vasilisa temblaba de miedo. Las piernas no le obedecían, pero no podía alejarse de aquel horroroso paraje.
Vasilisa se dio cuenta de que la tierra retemblaba. Se escuchó un ruido terrible en el bosque, los árboles se entrechocaban, las hojas secas crujían, y apareció Baba Yaga, vieja hechicera. Le servía de timón la mano del mortero en que iba montada, y con una escoba iba borrando sus huellas. Antes de trasponer el portón se detuvo y vociferó olfateando a su alrededor:
—¡Fff, fff… Huele a carne rusa! ¿Quién hay aquí?
Se acercó Vasilisa a la bruja, le hizo una profunda reverencia y le contestó humildemente:
—Soy yo, abuelita. Mis hermanastras me han enviado a que te pida lumbre.
—Está bien —dijo Baba Yaga—. Ya sé quiénes son tus hermanastras. Pero si quieres que te dé lumbre, primero has de quedarte a trabajar para mí. Si el trabajo está bien hecho, te la daré; si no lo está, te devoraré.
Luego, Baba Yaga se volvió hacia el portón y gritó:
—¡Que se descorran los recios cerrojos y el ancho portón se abra de par en par!
El portón se abrió y la bruja entró montada en su mortero dando silbidos. Vasilisa la siguió. Todo volvió a cerrarse tras ella.
Una vez en la casa, Baba Yaga se acomodó a sus anchas y le ordenó a Vasilisa:
—¡Que todo lo que está en la estufa y en la despensa venga a alinearse delante de mí! ¡Date prisa, tengo hambre!
Vasilisa empezó a sacar comida de la estufa y a servírsela a Baba Yaga. Había comida para por lo menos diez personas: asados y cocidos, quesos y embutidos, tartas y tartitas, sopas y salchichas. Luego Vasilisa descendió a la cueva y subió kvas(1), miel, cerveza y vino. La vieja se lo comió y se lo bebió todo dejándole sólo a Vasilisa un poco de sopa, un mendrugo de pan y un pedacito de lechón. Antes de acostarse, le advirtió:
—Mañana, cuando yo me haya ido, limpiarás el corral, barrerás la casa, prepararás la comida, lavarás la ropa, traerás del granero un pud (2) de trigo y lo limpiarás bien. ¡Y procura que todo esté bien hecho, o te devoraré!
Después de dar estas órdenes, Baba Yaga empezó a roncar. Vasilisa sirvió a la muñeca los restos del banquete y le dijo llorando:
—Come, muñequita querida, lo que te traigo y escucha mis penas. La bruja me ha encomendado muchos trabajos. Si no los hago, dice que me comerá. ¡Ayúdame!
La muñequita respondió:
—No llores, no te apures, y acuéstate Vasilisa la Bella, que mañana será otro día.
Vasilisa se levantó muy temprano, pero Baba Yaga ya estaba en pie. Los ojos de las calaveras se apagaron, pasó el jinete blanco y se hizo de día. Baba Yaga salió al patio y silbó. Inmediatamente el mortero vino a situarse ante ella. Pasó el caballero rojo y salió el sol. Baba Yaga montó en su mortero y partió a toda prisa. Le servía de timón la mano del mortero, con la escoba borraba sus huellas.
Al quedarse sola, Vasilisa recorría la casa y se preguntaba por dónde iba a empezar su trabajo, pero al fijarse vio que todo estaba ya hecho y que la muñeca estaba retirando los últimos granos malos del trigo.
—¡Cómo agradecértelo, querida muñeca! Me has salvado de un gran peligro.
—Sólo te queda preparar el almuerzo —contestó la muñeca metiéndose en el bolsillo de Vasilisa—. Después descansa.
Al caer la tarde, Vasilisa preparó la mesa y se quedó a esperar a Baba Yagá. Se vio pasar al jinete negro más allá del portón y se hizo de noche. Comenzaron a refulgir los ojos de las calaveras. Se oyó el entrechocar de los árboles, crujieron las hojas; era Baba Yaga que llegaba.
—¿El trabajo está hecho? ¿Cumpliste con las tareas? —preguntó a Vasilisa que había salido a su encuentro.
—Míralo por ti misma, abuela —respondió la muchacha.
Baba Yaga lo revisó todo, y al no encontrar nada que decir gruñó:
—Está bien —luego gritó—: ¡A ver, mis fieles sirvientes, mis amigos del alma! ¡Moled este trigo!
Al instante aparecieron tres pares de manos, cogieron el trigo y se lo llevaron. Baba Yaga cenó y, cuando iba a acostarse, ordenó nuevamente a Vasilisa:
—Mañana harás lo mismo que hoy; pero además, trae las semillas de adormidera que hay en el granero y límpialas de tierra una por una.
Luego se volvió hacia la pared y comenzó a roncar.
Vasilisa dio de comer a la muñeca y la muñeca comió y le dijo como el día anterior:
—Vete a dormir tranquila, que la almohada es buena consejera. Todo se hará, Vasilisa.
A la mañana siguiente Baba Yaga volvió a marcharse montada en el mortero; la muñequita hizo todos los trabajos en un periquete. La bruja volvió, lo revisó todo y gritó:
—¡Fieles sirvientes, mis amigos del alma! ¡Venid a prensar el aceite de mis granos de adormidera!
Al instante aparecieron tres pares de manos y se llevaron todo el grano. Baba Yaga se sentó a la mesa a cenar. Mientras comía, Vasilisa permanecía callada a su lado.
—¿Por qué no hablas conmigo? —preguntó Baba Yaga. Cualquiera diría que eres muda.
—Es timidez —respondió Vasilisa—. Pero, si me lo permites, quisiera preguntarte algunas cosas.
—¡Pregunta! Pero ten en cuenta que algunas cuestiones no son buenas para ser planteadas. Saber demasiado envejece antes de tiempo.
—Sólo quisiera preguntarte acerca de cosas que he visto, abuela. Al venir hacia aquí, me crucé con un jinete blanco. ¿Quién era?
—Mi fiel sirviente el día claro —respondió Baba Yaga.
—Luego se me adelantó un jinete rojo. ¿Quién era?
—Mi fiel sirviente el sol resplandeciente —respondió Baba Yaga.
—¿Y quién era el jinete negro que me dio alcance al lado del portón, abuela?
—Mi fiel sirviente la noche oscura. ¿Quieres saber otra cosa? —inquirió la bruja.
Vasilisa se acordó de los tres pares de manos que había viso aparecer pero no dijo nada.
—Me basta con esto. Tú misma lo has dicho: demasiado saber envejece antes de tiempo.
—Haces bien en preguntar sólo por las cosas que has visto fuera de casa y no dentro. No me gusta sacar de aquí los trapos sucios. Y a los demasiado curiosos, me los como. Y ahora, soy yo quien quiere plantearte una pregunta: ¿Cómo te las arreglas para hacer todas las tareas que te encomiendo?
—Me ayuda la bendición de mi madre, abuela —contestó Vasilisa.
—¡Con que esas tenemos! ¡Pues largo de aquí, hija bendita! Lárgate enseguida. ¡No quiero personas bendecidas en mi casa!
Baba Yaga empujó a la joven fuera de la casa, pero antes de cerrar el portón cogió de la cerca una de las calaveras de ojos encendidos, la clavó en el extremo de un palo y se lo dio a Vasilisa diciendo:
—Aquí tienes la lumbre para tus hermanastras, llévasela. ¿No te habían mandado a buscarla?
Vasilisa se alejó corriendo camino de su casa, guiada por la luz de la calavera, que no se apagó hasta que amaneció.
Finalmente, llegó a su casa al atardecer del otro día. Junto al portón se le ocurrió la idea de tirar la calavera, pensando que seguramente ya no necesitarían lumbre en la casa. Pero, una voz bronca que salió de la calavera le ordenó:
—No me tires. Llévame donde está tu madrastra.
Al llegar a la puerta, Vasilisa se sorprendió al no ver ninguna luz en la casa, y todavía más se sorprendió al ver que la madrastra y sus hijas la recibían con alegría. Desde su partida, le explicaron, no había habido forma de conseguir fuego en la casa. No conseguían encenderlo, y el que traían de los vecinos se apagaba en cuanto lo metían en la sala.
—Puede que el tuyo arda —dijo la madrastra.
Vasilisa llevó la calavera a la habitación, y sus ojos ardientes se posaron en la madrastra y sus hijas abrasándolas. Ellas intentaron esconderse, pero los ojos las seguían adonde quiera que fueran y, al llegar la mañana, las mujeres no eran más que un puñado de cenizas. Sólo Vasilisa no había sufrido el menor daño.
No quiso Vasilisa quedarse en aquella casa. Enterró la calavera, cerró la puerta con candado y se marchó a la ciudad. Allí pidió a una viejecita que la alojara hasta el regreso de su padre.
Pasado un tiempo dijo Vasilisa a la anciana:
—Me aburro sin hacer nada, abuelita. Cómprame lino del mejor.
La anciana compró el lino, y Vasilisa se puso a hilar. Trabajaba muy deprisa, y el hilo le salía igual y fino como un cabello, fuerte como el acero. Cuando Vasilisa terminó de hilar quiso ponerse a tejer, pero ningún telar era lo bastante fino para su hilo. Vasilisa se lo pidió a la muñeca, que le contestó:
—Tráeme un telar viejo cualquiera, una vieja lanzadera y crines de caballo, y yo te construiré un telar para tu hilo.
Vasilisa lo trajo todo, se acostó y, durante la noche, la muñeca le fabricó un telar en el que se hubieran podido tejer telas de araña.
Vasilisa se puso de nuevo a trabajar y a finales del invierno había tejido un lienzo tan fino que podía pasarse por el ojo de una aguja. En primavera blanqueó el lienzo bajo el sol y le dijo a la viejecita:
—Aquí tienes este lienzo, abuelita. Véndelo y quédate tú con el dinero.
La anciana miró el lienzo y quedó pasmada:
—¡Ni lo sueñes! Una tela como ésta no se lleva a la feria, ni se la pasea por el mercado. Una tela así sólo se puede ofrecer al zar. La llevaré a palacio.
Vio el zar el lienzo y quedó maravillado.
—¿Cuánto pides por él? —preguntó a la anciana.
—No tiene precio —respondió la mujer. Te lo he traído como presente.
El zar dio las gracias y, antes de que se marchara la viejecita, le hizo muchos regalos.
Quiso el zar que le hicieran unas camisas con aquel lienzo, pero era tan fina la tela, que nadie se atrevía a coserla. El zar mandó llamar a la anciana y le dijo:
—Ya que supiste hilar y tejer el lienzo, hazme unas camisas con él.
No he sido yo, majestad, quien ha hilado y tejido el lienzo; lo ha hecho una muchacha llamada Vasilisa.
—Bueno, pues que me haga ella las camisas.
Volvió la viejecita a casa y se lo contó todo a Vasilisa. Vasilisa hizo las camisas y las bordó con sedas y perlas. La anciana llevó las camisas a palacio.
Vasilisa se sentó a la ventana con su bastidor. De pronto vio que corría hacia allí un criado del zar.
—El zar —le dijo el hombre— quiere ver a la maravillosa costurera que ha hecho las camisas y recompensarla con sus propias manos reales.
Compareció Vasilisa ante el zar, que en cuanto la vio se enamoró locamente de ella.
—Yo no podría separarme de ti, quiero que seas mi esposa —le dijo.
Tomó el zar las manos de Vasilisa la Bella, blancas como la nieve, y la sentó a su lado. Al poco tiempo celebraron la boda.
Pronto regresó el padre de Vasilisa de su viaje y se quedó a vivir con ella. Vasilisa pidió a la viejecita que se alojara también en palacio. En cuanto a la muñeca, hasta el final de sus días la zarina la llevó siempre en el bolsillo.

Notas
(1) El kvas es una bebida alcohólica fermentada, muy suave y muy popular en Rusia, Ucrania y otros países del Este de Europa. También existen kvas sin alcohol. Se elabora con harina de centeno y malta o también con harina de salvado, un poco de pan de centeno (pan negro) y manzanas, a esta mezcla se le deja fermentar en agua. A menudo se le suele dar un sabor afrutado y durante el proceso se le añaden frutas. Fuente de la información: Wikipedia. La enciclopedia libre.
(2) Pud: Antigua medida rusa de peso que equivale aproximadametne a 16,3 kilos.

sábado, 13 de junio de 2015

LA PERFORMANCE - ARTE DEL SIGLO XX - 60.s y 70.s - 2014 - 2015 EN 2014 - primera parte -

Este movimiento tiene sus antecedentes en algunas manifestaciones corporales del Dada. Los artistas del performance usaron el propio cuerpo como soporte y como obra misma.
 Exploraron las capacidades del cuerpo y sus acciones se presentaron como obras efímeras que necesitaban de la fotografía y del video para su registro. Artistas como John Cage CON SU 4, 33. Obra maravillosa conceptual que invita a que se escuche el sonido del entorno y el público constituye la obra.
, Yves Klein, 1960 azul klein pintaba a las modelos y hacía ANTROPOMETRIAS
Allan Kaprow, 18 HAPPENINGS EN EN 6 PARTES, en el happening el público participa a través de un recorrido guionado por el artista realizado por el público.
Wolf Vostell, aleman, EN ULM DENTRO DE ULM Y ALREDEDOR DE ULM 
centraba todo en ULM en el aeropuerto y haciendo sonar las turbinas por 12 minutos 
 Nam June Paik,coreano, radicado en U.S.A - "VIOLÍN PARA SER ARRASTRADO POR LA CALLE" 1961 
 Joseph Beuys, ALEMAN, "I LIKE AMERICA AND AMERICA LIKES ME" 1974,  el artista era trasladado desde alemania, lo envolvían en fieltro ubicado en una ambulancia y llevado al museo para convivir con un coyote. Para manifestarse políticamente en contra de la Guerra de Vietnam.
 Marta Minujín, argentina, se destaca con el obelisco de PAN DULCE 1979 en FERIA DE LAS NACIONES con 10 mil paquetes de PAN DULCE repartidos entre los espectadores.siempre en los HAPPENINGS SE MEZCLAN LOS ESPECTADORES.
Marina Abramovic, SERVIA. "BREATHING IN/ BREATHING OUT" unen sus bocas con micrófonos asi se siente respiraciones por el público y dura 17 minutos...
TRABAJO DESDE EL 75 AL 88 y se separaron, justamente terminan su relación en LA GRAN MURALLA CHINA.
Orlan. FRANCESA. y trabaja con cirugías para hacer un show alrededor de sus operaciones 1990...

COMO ACTRIZ Y PERFORMER EN 2014 Cintia Saptiè junto a la fotógrafa Cecilia Losa realizan LA SACADA, una suerte de HOMENAJE Y EXORCISMO a las MUJERES VIOLADAS, ABUSADAS a través de la historia quienes acallaron sus voces durante siglos, por vergûenza. Lo curioso del caso es que tres meses después en MARZO DE 2015 la performer Cintia Saptié fue violada realmente como si hubiese la performance sido la antesala o el ensayo del hecho.
LA SACADA
Ph. Cecilia Losa EL OJO GRIS
Performer: Cintia Saptiè

 En junio de 2015, Cintia Saptiè una vez sido dada de alta por el infectólogo que corroborara que o poseía enfermedades venéreas luego de la violación y a modo de dejar el pasado atrás y RESUCITAR realiza en Buenos Aires en la Biblioteca CASTELLI su performance EL GRITO TACITO, DE LA MUERTE A LA RESURRECCIÓN y escaptada por el grupo de estudiante de fotografía del Profesor Roberto Fernandez y de su ayudante de càtedra Cecilia Losa.
SIGUIENDO ASÍ CON LA SERIE DE PERFORMANCES HAPPENINGS que hiciera a lo largo de su vida de adulta luego de perder todo económicamente en una sociedad "de hecho" en el año 2010 a la fecha.




*CONSULTAR POR LOS "PERFORMER ZAFARI FOTOGRAFICOS DE CINTIA SAPTIÈ" al 011 4 745 2772 
o vía mensaje de FACEBOOK/SER PARA PARECER