sábado, 18 de julio de 2015

DESPACIO



Impresionante descripción de una de las cosas que quiero en mi vida
...DESPACIO
Una propuesta para nuestros tiempos rápidos es ir despacio. Despacio, poco a poco, constantemente. Porque no tener tiempo es como no tener nada. Y porque ir despacio no significa no llegar, sino llegar de la mejor manera posible, elegir hacer pocas cosas, que es una buena manera de hacer alguna de verdad.
Hacer despacio lleva a olvidar los pasos que anticipan las conductas, los caminos de la memoria, para habitar lugares intermedios llenos de vida y de sorpresa. Cuando se sienten esos lugares, hay que detenerse, llenarse de sensaciones y emociones, para no convertirse en un robot animado sólo de eficacia.
Aprender despacio significa aprender hacia dentro, reconocerse en los demás y en lo que te rodea, como algo tuyo, que permanece. Por eso la emoción es un momento de vida compartida, donde tú eres el otro o lo otro, donde tu cuerpo queda suspendido en el tiempo.
Moverse despacio lleva a pensar (se) despacio. Y cuando piensas despacio, todo es nuevo, todo aparece por primera vez, nace y muere en el instante, que es lo único a lo que perteneces. Aparecen, entonces los sentidos, aparece el cuerpo, la vida, escuchas a los hombres y a los pájaros, a los árboles y a los colores.
Despacio descubres el movimiento articulado de tu cuerpo. Y los elementos rítmicos y fluidos que lo habitan. Qué orden, qué alegría, qué belleza. Despacio te das cuenta de que no siempre puedes moverte despacio, por ejemplo para levantarte de una silla o para cruzar un semaforo en rojo.
Despacio no quiere decir lento. Es más bien el límite entre lo rápido y lo lento. Un lugar donde puedes estar sin estar del todo. Donde puedes sentir las energías de los lugares. Y a los dioses que habitan en ellos.
Despacio, la vista fija la atención en los matices, en lo que no se ve si no se mira, que es lo que más importa. Se puede, a la vez, escuchar, oler, sentir los cambios de temperatura o la caricia del viento. Despacio como el calor que proyecta el sol durante su movimiento, despacio. Ir despacio, Hacer despacio, Aprender despacio, Moverse despacio, Pensar despacio, Escuchar despacio, Sentir despacio, Proyectar despacio... Ser arquitecto es mi manera de estar solo, despacio.
Alberto Morell Sixto
Aprendiendo a pensar, Alberto Campo Baeza. Editorial Nobuko

viernes, 3 de julio de 2015

Carl Jung - Psicología evolutiva



Sobre el amor...
(…) “El camino de descubrimiento de la mujer corre desde abajo hacia arriba no desde arriba hacia abajo. El desarrollo del instinto es un desarrollo por vías naturales. Pero si se detiene exclusivamente en la sexualidad sin que se agregue el Eros puede traerle a la mujer el desengaño más terrible. 
 En general, los hombres no se dan cuenta de este hecho. Pero la mayoría de los hombres son eróticamente ciegos, ya que incurren en el imperdonable error de confundir Eros con sexualidad. 
 El hombre cree poseer a una mujer cuando la tiene sexualmente. 
Jamás la tendrá menos. Pues para la mujer sólo cuenta de verdad la relación erótica. Para ella el matrimonio es una relación con la añadidura de la sexualidad”.
(…) “Ahora bien, la relación humana, al contrario que las discusiones y acuerdos objetivos, pasa precisamente por lo anímico, ese reino intermedio que se extiende desde el mundo de los sentidos de los afectos hasta el intelecto y que contiene algo de ambos sin perder por ello nada de su peculiar característica.
El hombre tiene que atreverse a adentrarse en este territorio si quiere acercarse a los deseos de la mujer. Del mismo modo que las circunstancias la han forzado a adquirir una parte de masculinidad, para evitar quedar atascada en una feminidad instintiva y anticuada, extraña y perdida en el mundo del hombre cual un niño de pecho intelectual, así se verá el hombre obligado a desarrollar una parte de feminidad, es decir, tendrá que aprender a ver de manera psicológica y erótica para no tener que correr, sin esperanza y con pueril admiración, tras la mujer que tiene delante, con el peligro de que ésta se lo meta en el bolsillo”.
Carl Jung
§ Del Libro "Sobre el amor", Carl Jung, 1922.
§ El concepto de Eros y Logos tiene su origen la Grecia antigua. Eros representaba el “caos” de los instintos, por ello era atribuido a los cultos orgiásticos, al vino, al arte y al arrebato de las emociones. Mientras que su contraparte, Logos, tiene como representante el dios Apolo.
En el capítulo «Sobre el amor» aparece en primer plano la relación anímica en el sentido más amplio, mientras que en los textos sobre el Eros se une la relación anímica con la sensual.
LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER - MILAN KUNDERA-